Acaso yo he provocado su partida.
No, no soy yo solamente, son las circunstancias y yo, es la vida y mi ser los qu
e hemos dictado el devenir presente, los que hemos dado paso tras paso asumiendo con dolor y felicidad las consecuencias de la vida.
¿Dónde están?... ¿Por qué los necesito?... ¿Los necesito?... Recuerdo cuán bueno era llegar a la banca sonriendo ante el encuentro compartiendo lo vivido o incluso hasta suspirando el día perdido. Recuerdo también el silencio, quizás lo más importante, aquello que se compartía con la magia de la sola compañía. ¡Anhelo tanto esos días!
¿Dónde están?... ¿Estoy perdido?... Perdido en el mundo que yo mismo he construido, perdido en medio de los fantasmas que van y vienen por mi mente, perdido en medio de las tentaciones viscerales de un pasado herido. ¡Dónde están! Necesito sus palabras, necesito de sus bromas, necesito de aquella palmada en el pasillo. Necesito incluso aquello que no necesitaba.
¿Dónde están?... ¿Por qué no regresan?... Por qué no hay quien sea igual que ustedes en mi nueva vida, por qué no llega aquel o aquellos que me den el aliento para caminar sonriendo más. Acaso sí los hay y no los he visto.
Acaso he cerrado tanto mis ojos a los demás que incluso ya me he cansado de mí mismo. Acaso he fijado mi vista demasiado en el amor propio, en el amor de mi vida. ¿Por qué siento que no es lo mismo?... ¿Por que me cuesta aceptar que aquello era la perfección y que hoy hay sólo tintes de la mara

¿Dónde están?... ¡Quiero decirles cómo fue mi dia!... Quiero platicar mis pensamientos, quiero escuchar sus consejos, incluso quiero criticar a su lado...
Lo triste de todo esto es que los extraño, lo más triste es que siempre será así. Siento que siempre viviré con un hueco que por más bien que esté yo siempre permanecerá un lugar vacío.
Tomarán su rumbo, tomarán su dirección al igual que yo pero el lazo roto está, y cómo duele el reconocer que los necesito. Cómo duele el saber que sólo en ustedes viví en la confianza de amar y ser amado, que sólo con ustedes la expresión viva era parte de mi ser, que sólo con ustedes me sentía capaz de ser el que soy y cómo cuesta volver a empezar en el plano de los amigos. Veo a los demás y carecen de tanto, los veo y los comparo... carecen de tanto... los veo y los recuerdo... carecen de tanto.
Señor hoy hago oración por mis amigos, aquellos que fueron mis hermanos, mis compañeros del alma, mis guías diarios, mis paños de lágrimas.
Mi compañaera, mi amiga... ¡Es un gran regalo!... tan grande es que no suple lo dejado si no que es algo meramente nuevo... el espacio, su espacio, queridos amigos, siempre estará vacío.
¿Dónde están?... ¡Quiero abrazarlos y decirles que los amo! Decirles que aquí estoy aún, que no me he ido, que no hay que fijarnos en lo perdido, pero... allá van siguiendo su propio camino así como yo construyo el mío.
¿Dónde está?... ¿Será esa su pregunta?... Creo que ustedes sí que han crecido, ahora ya no son los mismos.
Doy gracias a la vida por haber conocido a tan buenos amigos, aquellos que me dieron la mano y que hoy la siguen dando a quien la pida, ese es su corazón, el que da sin poner medida.
Aquí estoy, aquí sigo... ¿No será bueno comenzar con la partida?
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